lunes, 31 de marzo de 2008

Ligeia


Apreto sus huesos,
giró su cabeza,
despues de levantarlo y
soltarlo desde la altura,
una y otra vez.
Sin mirarlo.
Sin importarle, ni sentirlo.
Le dio de comer de su mano,
practicó infiernos en su carne.
Lo obligó a pedir piedad,
una y otra vez...
A arrodillarse sobre las espinas.
Se alejo diciendo:
No vas a tener nada mejor que yo.





Nunca.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

me recuerda situaciones vividas...como victima, lamentablemente. Dificil generalmente aceptar que la salida de escape esta abierta y cerca, pero nos da mas miedo tomarla y ver que hay del otro lado, que seguir siendo mansillados.
Te quiero, cuñado.
Natalia

El Infimatum dijo...

Qué bien, chabón.

No sabría qué aportar.

Anónimo dijo...

upaaa! es muy dificil opinar o aportar algo a lo q escribiste.. mas para una persona como yo q no sabe escribir absolutamente nada...
es como que lo lei y se te pone la piel de gallina..
todo lo que venis escribiendo.. uno lo ve como uhhhh los siete pecados capitales... como algo lejano y en realidad es tan cercano, no se si se entiende lo que quise decir pero bueno...

en fin!

no te podes quejar...

te amoo muchooo!!

luu!

El Infimatum dijo...

Pasaba por acá como diciendo:
-Pasá por allá, por EL ÍNFIMO.

Un bestio...