Odio apasionado, verborragia insultante.
Ese flujo desmedido de la sangre, sus lagrimas apretadas.
Hambre desordenado de venganza, que repta de sus tobillos a su cabeza.
Ese exilio de amor, que se va lastimando las paredes...
escupiendo en la cara, mirando a los ojos.
La carne hirviendo de apuro,
dejando entrever de a pedazos
sus ganas de morir, sus ganas de matar.